lunes, 2 de mayo de 2016

La desigualdad invisible


Muchas veces nos imaginamos que la realidad es de una manera por malas costumbres que vienen de atrás, por ello pensamos que nosotros no podemos hacer mucho por cambiar esos aspectos que no nos gustan de la realidad. Uno de estos aspectos puede ser la desigualdad de género, que aunque se han hecho avances en las últimas décadas, todavía tenemos mucho que mejorar y un largo camino por hacer para conseguirla.


El problema es que no somos conscientes de que en nuestro día a día causamos esta desigualdad. Probablemente a lo largo de la vida habrás escuchado la típica frase de “corres como una niña” o de “pegas como una niña” y seguramente tu cerebro automáticamente lo ha relacionado como algo malo. De hecho se sigue usando como termino despectivo para intentar ofender o insultar a alguien. Al decir estas frases no pensamos realmente en su significado, ya que, ¿que tiene de malo correr como una niña, si realmente eres una niña?  O ¿porque se le mete en la cabeza a los niños que llorar es malo? Lo único que hacemos es que esa desigualdad de género siga en pequeños aspectos de la vida sin ser conscientes de ello. Seguro que en más de alguna escuela se hayan burlado de tanto un niño como una niña por el simple hecho de que querían jugar a futbol en el caso de la niña, o que querían jugar a los juegos con niñas. ¿Pero porque se causan estas burlas? Pues la respuesta está en que vivimos en una sociedad donde desde el principio de nuestras vidas se hace distinciones, desde los juguetes que se anuncian en la tele hasta la influencia que tiene los padres sobre sus hijos, en este último los padres suelen influenciar de cierta manera a que sus hijos hagan algún deporte. A pesar de todo esto mucha gente seguirá pensando en que la desigualdad de género en edades tan tempranas no existe, y que haya grupos de chicas por una parte y chicos por otra es lo más normal del mundo. Sin embargo, están equivocados ya que la sociedad occidental, que esta extendida a lo largo del mundo, proviene de la antigua Grecia y por lo tanto del patriarcado. Estamos educados en una cultura en la que la figura de la mujer siempre se ha visto desprestigiada y por lo tanto apartada de ámbitos como la política, el deporte o la medicina… Este sistema sigue de cierta forma en nuestro subconsciente y por ello no culpo al que dice que esta división entre “niños y niñas”, ambos separados,  es normal puesto que no es solo algo que el padezca, sino que todos nosotros los padecemos.


En definitiva, la desigualdad de género es algo todavía presente aunque muchas veces ni siquiera nos demos cuenta de que la causamos nosotros mismos. Pero también la solución esta en nuestras manos y es la siguiente: educación. Si desde un principio se educa a los niños y niñas por igual y se les diera las mismas oportunidades sin ningún tipo de presión probablemente otro gallo cantaría.

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