Muchas veces nos imaginamos que la
realidad es de una manera por malas costumbres que vienen de atrás, por ello
pensamos que nosotros no podemos hacer mucho por cambiar esos aspectos que no
nos gustan de la realidad. Uno de estos aspectos puede ser la desigualdad de
género, que aunque se han hecho avances en las últimas décadas, todavía tenemos
mucho que mejorar y un largo camino por hacer para conseguirla.
El problema es que no somos conscientes
de que en nuestro día a día causamos esta desigualdad. Probablemente a lo largo de la vida habrás
escuchado la típica frase de “corres como una niña” o de “pegas como una niña”
y seguramente tu cerebro automáticamente lo ha relacionado como algo malo. De hecho
se sigue usando como termino despectivo para intentar ofender o insultar a
alguien. Al decir estas frases no pensamos realmente en su significado, ya que,
¿que tiene de malo correr como una niña, si realmente eres una niña? O ¿porque se le mete en la cabeza a los niños
que llorar es malo? Lo único que hacemos es que esa desigualdad de género siga
en pequeños aspectos de la vida sin ser conscientes de ello. Seguro que en más
de alguna escuela se hayan burlado de tanto un niño como una niña por el simple
hecho de que querían jugar a futbol en el caso de la niña, o que querían jugar
a los juegos con niñas. ¿Pero porque se causan estas burlas? Pues la respuesta
está en que vivimos en una sociedad donde desde el principio de nuestras vidas
se hace distinciones, desde los juguetes que se anuncian en la tele hasta la
influencia que tiene los padres sobre sus hijos, en este último los padres
suelen influenciar de cierta manera a que sus hijos hagan algún deporte. A
pesar de todo esto mucha gente seguirá pensando en que la desigualdad de género
en edades tan tempranas no existe, y que haya grupos de chicas por una parte y
chicos por otra es lo más normal del mundo. Sin embargo, están equivocados ya que
la sociedad occidental, que esta extendida a lo largo del mundo, proviene de la
antigua Grecia y por lo tanto del patriarcado. Estamos educados en una cultura
en la que la figura de la mujer siempre se ha visto desprestigiada y por lo
tanto apartada de ámbitos como la política, el deporte o la medicina… Este
sistema sigue de cierta forma en nuestro subconsciente y por ello no culpo al
que dice que esta división entre “niños y niñas”, ambos separados, es normal puesto que no es solo algo que el
padezca, sino que todos nosotros los padecemos.
En definitiva, la desigualdad de género
es algo todavía presente aunque muchas veces ni siquiera nos demos cuenta de
que la causamos nosotros mismos. Pero también la solución esta en nuestras
manos y es la siguiente: educación. Si desde un principio se educa a los niños
y niñas por igual y se les diera las mismas oportunidades sin ningún tipo de presión
probablemente otro gallo cantaría.
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