Dejando a un lado el chiste que todo
el mundo conoce sobre qué es el arte, debemos cuestionarnos seriamente lo que
es, para saber cuáles son los límites del arte. Esta es una pregunta que se ha
ido repitiendo a lo largo de los siglos. Siempre se pone en duda el arte
contemporáneo y su valor que en ocasiones llega a ser excesivo.
Todo
como en esta vida debería de tener un
límite, pero no deberíamos olvidar en ningún momento que un artista es alguien
superior que el espectador.
Lo importante de una obra es que
tiene que tener una intención, da igual si es música, un cuadro, una
escultura…Debe tener un fin y que al receptor le transmita esta intención. No
se debería considerar arte algo que su único fin es ganar dinero sin enviar un
mensaje al receptor. Es como si alguien quisiera ejercer como político por el
simple hecho de que se cobra mucho, no tiene mucho sentido, sin embargo, ya
habrá más de uno. Pero volviendo al tema del arte moderno ¿Cuál es su precio?
¿Su valor? Todos hemos oído de cuadros
que tranquilamente un niño podría haberlos hecho y que se venden por miles e
incluso millones. No obstante no nos solemos plantear la pregunta de la
siguiente manera ¿Por qué hay alguien que paga es precio? Quiero pensar que es
porque para el comprador, el objeto adquirido significa algo, porque iba a sino
a gastarse un dineral en ello. A veces creo que por el simple hecho que se
critica el arte moderno es por una razón de envidia. El “yo también podría
haberlo hecho e incluso mejor”. Sí, probablemente tengas razón pero la
diferencia es que el artista lo ha hecho mientras que el resto solo miramos y
opinamos sin fundamento. En estas ocasiones intentamos descalificar al autor de
la obra sin fijarnos que es lo que realmente el autor de ella nos quiere
contar. En este proceso de comunicación el fallo no lo tiene el emisor, sino el
receptor, que pone un muro invisible para no ver el valor ni sentir nada al
verlo. Simplemente decidimos pasar de ello ya que es lo cómodo y nos hace
sentir como si supiéramos de arte.
En definitiva, los artistas tienen
que tener una inspiración y ser honestos con el precio que ponen a sus obras y
nosotros los espectadores tenemos que poner de nuestra parte para intentar
entender lo que nos dice la obra aunque luego no nos guste.