Estás relajado en tu pueblo o en la playa, disfrutando con
tus amigos sin ninguna preocupación y para cuando te quieres dar cuenta llega
el 31 de agosto. Entonces es cuando te das cuenta que los dos meses de
vacaciones se han pasado a la velocidad de la luz y que el colegio se aproxima.
Lo comentas con tus amigos y resulta que todos piensan igual.
Al principio te encuentras un poco en estado de shock
pensando... ¡Valla royo tener que ir otra vez al cole! Pero te das cuenta de
que gracias al cole podrás ver a compañeros que no has visto en todo el verano
y eso te hace subir un poco el ánimo, aunque no es como para tirar cohetes. También
sientes curiosidad por ver como son los profesores o los libros, que como es
costumbre en mi familia tengo que forrar los míos y los de mi hermana todos los
años, que aunque recibo un extra en la paga, sigue siendo demasiado tedioso. Llega
el primer día de clase. A las 7 y media suena la alarma del móvil con la misma música
de siempre y recuerdas el motivo principal por el que no te gusta ir al cole.
Pero aun así vas todo ilusionado por las novedades que te esperan en este nuevo
curso 1º de Bachiller: nuevo ciclo, nuevos horarios, nuevos compañeros, nuevos
profesores etc. El primer día se realiza la presentación del curso y conoces a
tu tutor o tutora y después a algunos profesores. Algunos son conocidos otros simplemente
los has visto y el resto no sabes ni como se llaman. Entonces es cuando empieza
la fase de opiniones de como son los profesores, pues vas comentando: este
tiene pinta de ser majo o este parece muy serio o este tiene un toque de humor
y muchos más. Cuando ves el horario lo primero que piensas es “cuanto tiempo
libre voy a tener” y al principio así es, pero las semanas van pasando y te das
cuenta que lo que al principio parecía una maravilla ya no lo es tanto. Las
tardes se van llenado de deberes, trabajos y extraescolares como inglés o algún
que otro deporte. Luego también está la fase de adaptación es decir llegas del
verano relajadísimo y el primer mes sigues igual, y para cuando te quieres dar
cuenta tienes el primer examen en frente de tus narices y como no has hecho prácticamente
nada pues te pilla el toro. Como consecuencia de ello te ves un miércoles a la
tarde haciendo una repesca de química. Entonces es cuando realmente te dejas de
tonterías y te pones a trabajar un poco más enserio. Aunque este lapsus puede
durar toda la primera evaluación y darte con un canto en los dientes en las
notas.
En definitiva que para esta situación no podemos aplicar el
dicho de “lo bueno si es breve dos veces bueno”. Porque ir al cole está bien y
tal, pero seguramente si hiciesen una encuesta en la que diesen a elegir si ir
al cole o estar de vacaciones, todo el mundo elegiría la segunda. Pues a todos
nos gusta tener tiempo libre para hacer lo que nos gusta.